The ultimate UK adventure. Parte I

En un miércoles de mediados de Marzo y tras varios meses hablando del viaje por las tierras británicas, compramos los billetes del ferry que nos llevarían hasta la isla más grande de Europa para recorrerla en 10 días. Cada día que pasaba mirábamos la predicción del tiempo y sorprendiéndonos de lo rápido que variaba. Tras el intento de definir el equipo necesario, acabamos metiendo el completo.
En un viaje tan al norte es necesario llevar varias capas encima: Térmicos, sudadera, plumas fino por si se pone peor y cazadora con pantalones de moto con protecciones. Aunque he decir que cuando la situación se puso jodida saqué el mono de agua para evitar calar la cazadora y que la humedad acabase llegando. Para esta aventura recibí el apoyo de BYCITY para la equiparme. (añadir texto para promocionar bycity). Mi querida Bonnie contó con las inestimable ayuda de Sam de MOTONE CUSTOMS, aftermarket de calidad para Triumph, y que no dudó ni un momento en apoyar el proyecto.
Aunque la diversión no había ni empezado ya teníamos ese cosquilleo.
El Jueves llegamos con tiempo. Allí nos encontramos con mas moto-viajeros que regresaban a UK y nos daban ánimos para el mal tiempo que venía. 25 horas en un barco se hacen largas y más cuando hay tormenta.
Viernes
Pasado el mal trago, el barco atracó en Porstmouth y después de la despedida motera salimos a tierra firme o lo que creíamos que sería. La lluvia no cesó durante las 300 millas que nos separaban de Manchester. Llovía tanto que tardamos 7 horas en recorrerlas y dejando para la vuelta Stonehenge. No era muy buena idea conducir de noche pero había que llegar y tras la paliza y una buena ducha para entrar en calor nos convencimos de que no íbamos a tener peor tiempo por lo que nos auto convencíamos de ello… más tarde supimos que estábamos equivocados.
Sábado
A la mañana siguiente y tras visitar el centro de Manchester otras 250 millas nos separaban de Edimburgo. El paisaje cambiaba a medida que aumentaba el marcador, pasando de planicies húmedas a montañas nevadas.
Siempre me he considerado un historiador amateur y de camino a las Highlands nos desviamos para ver el famoso Muro de Adriano que en su momento dividió los terrenos conquistados por los romanos de los pueblos del norte, los Pictos.
Comprobamos durante la última parada en un puerto de montaña y a 60 millas de la capital de Escocia, que la lluvia del día anterior había sido parte de la bienvenida a la isla. La nieve se quedaba delante de la pantalla del casco congelándola e impidiendo tener buena visión. Llegamos con la noche y nos fuimos a planear las rutas de los próximos días. Viendo el tiempo que estábamos tardando en hacer distancia y el mal tiempo que íbamos a encontrarnos, quitamos de la lista Aberdeen y el punto más al norte, John o’Groats. Con ellos fuera podríamos llegar hasta la Isla Skye con margen. Fue la segunda decisión difícil del viaje aunque por desgracia no sería la ultima
Domingo
- The Ultimate UK Adventure: Edimburgo
- The Ultimate UK Adventure: Edimburgo
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Durante la mañana recorrimos la preciosa capital, desayunamos en un clásico bar escocés y nos dejamos llevar por la zona vieja. Muy cerca de allí se alza la colina Arthur´s Seat que en un tiempo récord ascendimos con todo el equipo de moto y lo bajamos con alguna que otra ampolla. En lo alto a ojo de águila, se podía contemplar toda la ciudad desde un punto de vista inmejorable.
Como hacia buen día y nuestra idea era dormir en Dundee, salimos antes de comer y paramos en la villa costera Saint Andrews. Una sorpresa de pueblo que mantiene en la memoria presente épocas pasadas donde en su momento fue un centro de comercio marítimo. Una vez en Dundee el día había terminado y ya estábamos más cerca de llegar al punto más al norte del viaje.
Lunes
Uno de esos desayunos para levantar a un muerto nos prepararon. Teníamos unas 120 millas por delante hasta Inverness y con el paso de la montaña en el parque nacional de Cairngorms. Los avisos por la carretera no profetizaban nada bueno «Yellow Warming Snow Forecast» se podía leer en los carteles cada poca distancia, pero por suerte hasta la parada para comer en un típico fish and chips en Aviemore no tuvimos ningún susto y pudimos disfrutar de la ruta por las montañas.
Como ya era por costumbre las últimas millas bajo niebla y nieve nos avisaron de la llegada a la capital de las Highlands, ya estábamos en Inverness.
Es un pequeña ciudad que se divide por el Río Ness y desemboca en el Mar del Norte. Después de acomodarnos y dar una vuelta por la zona vieja, pudimos disfrutar de música típica escocesa en directo en el bar Hootananny donde de vez en cuando se unían a cantar y tocar instrumentos los espectadores del local.
A medida que pasaban los días y de la única sensación que teníamos era la de conducir recto con poca curva y casi sin descanso, nos dimos cuenta de que había que tomar otra decisión. Según las noticias en los siguientes días empezaría una tormenta por el norte que se uniría con otra por el sur y que a medida que fueran pasando las horas se pondría peor. El problema que suponía era de que podríamos quedarnos aislados en donde estuviésemos y de que sería muy peligroso conducir bajo este temporal.
La idea de llegar a la Isla Skye se estaba viendo frustrada.
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